miércoles, 8 de agosto de 2018

Soy Trabajadora Social por vocación, aunque sin trabajo y sin síndrome de la titulitis...


¡Muy buenas a todos y todas! Bienvenidos una semana más a éste rinconcito, espero que la semana haya sido medianamente buena con vosotros/as y si no es así, espero que al menos podáis sentaros y/o acomodaros en vuestro lugar de preferencia, para poder pasar un ratito aquí, que haga, que te evadas de todo.
En ésta ocasión, quería compartir con vosotr@s un texto que escribí para el pasado 21 de marzo, día del Trabajo Social.
Así que sin más dilación, empezamos:




Muchas veces, cuando comenzamos a estudiar Trabajo Social –incluso una vez que terminas, la gente de a pie te hace la misma pregunta-, siempre se te pregunta el por qué o el para qué has escogido estudiar esa carrera.
La mayoría de las personas las he escuchado como responden casi de manera inequívoca con un “para ayudar a los demás” o “porque me gusta ayudar a los demás”
Yo respondí con lo siguiente: "Siempre he querido ser Trabajadora Social y Periodista.
De hecho, el Trabajo Social siempre me ha gustado porque creo que puedes darle recursos a otros para que se ayuden a sí mismos. De ésta forma, ya que yo no he podido ayudarme a ti misma; cada vez que “salve” a alguien…Es como si me salvara yo."
A día de hoy…Mantengo esa respuesta.
Para mí, es importante también recalcar un hecho que, me costó muchísimo interiorizar durante mis años de estudios:
1) Cuando algo te gusta se nota y cuando no…Se nota más.
2) No puedes ayudar a quien no quiere ser ayudado.
La segunda es la que me costó más integrar y yo diría que a día de hoy, me cuesta un poco aún.
Pero, y es un gran pero, cuando se ve el hecho de que una persona necesita esos recursos, que viene a un servicio porque ha agotado ciertas vías o no ve más allá al caer en buclé, en una situación de la que no sabe salir… Te das realmente cuenta de, cómo esos principios a los que avoca el Trabajo Social, los cumples no solamente como profesional, sino como persona que, sinceramente, para mí, es más importante aún.
Dichos principios no son otros que no juzgar lo que estás escuchando ni viendo, ni la situación que tiene una persona ni qué le ha llevado a ella…”Solamente”; escuchar, luchar por algo justo y empatizar.
Me he encontrado muchas veces a personas…Que nada tienen que ver con esto y es entonces cuando te das cuenta que su vocación, No es Trabajo Social. Y no pasa nada, nadie es mejor ni peor por ello. Siempre he pensado que para todo hay que valer, “yo no valdría” como enfermera o cirujana y hay otras personas que no acometen de forma adecuada con los principios básicos de ésta profesión.
Aunque hoy precisamente no quiero centrarme en eso…Si quiero agradecer a una de mis profesiones vocaciones por ayudarme a ver diferentes factores de los diversos sectores que conforman la sociedad, ayudarme a entender y obtener los conocimientos necesarios para poder otorgarle, a esas personas, las herramientas necesarias para que puedan ayudarse a sí mismas.
Pero también, por y encima de todo me encanta Trabajo Social, las funciones tan importantes que tiene la figura de esos trabajadores sociales y además…Conocer a gente maravillosa que a día de hoy mantengo en mi vida y en mi día a día gracias al Trabajo Social.
Lo que más echo de menos es poder tener la oportunidad de ejercer como tal y seguir enriqueciéndome de algo tan bonito como aportar luz a la vida de una persona, que, si tira de ti, es porque ya no le queda donde más resguardarse…

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿Y tú? ¿Qué le contarías a la Luna...?

Gracias Luna

  Este texto fue escrito el 21 de mayo de 2021, hoy, lo comparto también por aquí con todos vosotros y vosotras, para que se siga haciendo m...