Los
dos niños habían llegado a la puerta de la casa del hombre, él mismo les había
dado la dirección horas antes. Gracias a él, en el orfanato en el que se
encontraban habían podido comer muy bien durante esa semana, y además, tenían
juguetes nuevos.
-
Disculpe- dijo uno de los pequeños al
hombre que guardaba la puerta de la mansión –, Don Gonzalo nos ha dado la
dirección de esta casa esta mañana.
El
señor de la puerta los miró extrañado.
-
Él dijo que aquí nos cuidarían muy bien
– dijo el otro niño, para reforzar el argumento de su hermano-.
-
Veréis chicos, es que eso no es posible
– dijo el hombre algo dubitativo-, el señor Gonzalo llevaba en coma una semana,
ahora lamentablemente lo están velando, falleció esta mañana.
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