Nunca lo olvides:
No cierres tus alas y vuela tan alto y libre como ellas te lo permitan, porque estas hecha de aire.
También eres fuego, y eso te permite renacer una y otra vez de tus cenizas, gracias a tu potente luz, para que nunca te apagues.
Eres Tierra, pisa con humildad, fuerza y nobleza, y no permitas que se sequen tus raíces.
Nunca olvides que tu alma viene de donde viven la luna y las estrellas
que tu camino proviene de antaño, que tus ancestros siguen velando por ti desde el otro lado, que tu corazón es sabio, y tu poder sanador reside en enseñar a otrxs su propia luz, para que brillen con potencia.
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¿Y tú? ¿Qué le contarías a la Luna...?